NAJASH es la madre de las serpientes vivió en el Cretácico de la Patagonia y tenia dos patas. Una antigua serpiente fósil de menos de 2 metros de largo y con 90 millones de años de antigüeda...
Historia:
El Hallazgo de Najash. El hallazgo fue realizado por el equipo de exploración de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (CEBBAD-Universidad Maimóni-des) y el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, liderado por el paleontólogo Sebastián Apesteguía.
Las expediciones de Apesteguía a esa zona, que comenzaran en 1999, han provisto de una impre-sionante lista de hallazgos completamente nue-vos como dinosaurios (Buitreraptor), reptiles esfenodontes (Priosphenodon, dado a conocer en 2003), mamíferos, tortugas y peces. En el marco de la expedición del año 2001 y 2002, restos de serpientes fueron hallados por el paleontólogo Pablo Gallina, miembro del equipo, y posteriormente en la expedición de 2004 se descubrieron restos fragmentarios de un cráneo de esta serpiente.
Tras varios años de preparación del fósil y estudios comparativos en la Argentina, Brasil y Estados Unidos, en colaboración con Hussam Zaher, del Museo de Zoologia de la Universidad de São Paulo, ha sido posible comprender la relevancia de esta serpiente fósil, cuyo trabajo científico fuera publicado en el último número de la prestigiosa revista científica inglesa Nature. El título del trabajo en inglés es “A Cretaceous terrestrial snake with robust hindlimbs and a sacrum”.
Esta serpiente, nombrada Najash rionegrina, constituye la más primitiva de las serpientes conocidas. El nombre proviene de la palabra hebrea Najash, serpiente, y es el nombre aplicado a la serpiente de la Biblia, que portaba patas y fue condenada por Dios a arrastrarse tras engañar a la primera pareja según la mitología hebrea, según información brindada por el Sr. Norman Erlich. La especie, rionegrina, refiere a la provincia de origen.
La expedición fue financiada por The Jurassic Foundation, contó con la ayuda de ANAERO-BICOS S.A. y fue realizada mediante un convenio con la Agencia Cultura, del Gobierno de la Prov-incia de Río Negro. Los materiales fósiles corres-ponden al Museo Provincial Carlos Ameghino, de la ciudad de Cipolletti.
La preparación del fósil es obra de Agustín Scanferla, A. B. Carvalho y Marcelo Isasi, mien-tras que Luciana Lobo y Jorge González han realizado las ilustraciones.
Las serpientes constituyen un grupo de reptiles muy conocido entre el público general. Ellas nos han generado pavor y admiración desde tiempos inmemoriales y sus cuerpos y atributos han sido y son aun objeto de culto en muchas regiones del mundo. Aún en la Biblia, juegan en el Génesis un rol preponderante. Sin embargo, se ignora mucho aun acerca de su origen.
Durante las últimas décadas, el hallazgo de numerosos fósiles de serpientes marinas provistas de adaptaciones acuáticas, las paquiófidas, en rocas del Cretácico inferior (unos 120 millones de años) del norte de África y Europa Oriental, hizo pensar a muchos investigadores que las serpientes se habían originado en el mar. Según esa teoría “marinista”, las serpientes serían, de hecho, parientes de los mosasaurios, formidables dragones marinos que vivieron en todos los mares y entre cuyos familiares actuales se halla el llamado dragón de Komodo.
La otra teoría, mantenida por los “terrestristas”, dice que las serpientes provienen en realidad de algún lagarto cavador de pequeño tamaño que, tras perder las patas fue dominando de a poco otros ambientes de nuestro planeta. Como sustento de esta teoría, solo había unos pocos materiales de vértebras y minúsculos fragmentos de cráneos provenientes principalmente de África, escaso material para hacer frente a los formidables y articulados fósiles de las serpientes marinas.
La discusión rondó durante los últimos años en la interpretación y discusión de las características de estas serpientes marinas, en especial en su posibilidad de abrir sus bocas hasta el punto de poder engullir una presa mayor que su propia cabeza, lo que se ha llamado condición macrostomada, y que es característica de la mayoría de las serpientes modernas. Los nuevos hallazgos en Medio Oriente sólo permitían rediscutir el mismo tipo de fósiles.
El hallazgo de Najash en el Cretácico de la Patagonia ofrece un punto de vista completamente diferente y una nueva mesa de discusión. Ya no se trata de otra serpiente marina sino de una serpiente que vivió en un ambiente terrestre, a la sombra de los dinosaurios y en América del Sur. Las serpientes como Najash eran relativamente pequeñas, y con seguridad vivían en cuevas, alimentándose de lagartos, mamíferos pequeños y tal vez crías de dinosaurios pequeños.
Lo más interesante de Najash son las patas bien desarrolladas que demuestran que le eran útiles para moverse, o tal vez para anclarse contra la tierra al atacar. El esqueleto fue hallado articulado, aunque sin cráneo. Los datos de la cabeza los proporcionó otro ejemplar. Otro esqueleto desarticulado de Najash, de mayor tamaño, contribuyó a comprobar detalles ausentes en el primer ejemplar.
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