Los reyes de la selva prehistórica, Tigres dientes de sable dominaban Madrid hace 9 millones de años, los macairodontinos o tigres con dientes de sable, estaban en el sur de Madrid hace 9 mi...
Historia:
Los macairodontinos o tigres con dientes de sable paradójicamente, este sistema pudo ser la causa posteriormente de su extinción.
El equipo del investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) Manuel J.Salesa ha encontrado en el Cerro de los Batallones, en Torrejón de Velasco, unos fósiles que demuestran que la especialización era la clave del éxito de estos animales, que desarrollaron un método de caza más eficaz que el de los felinos, que matan a sus presas por asfixia.
El desarrollo de grandes caninos aplastados, unidos a cambios en la forma del cráneo, la mandíbula y las cervicales permitió a estos tigres matar a sus presas con gran rapidez y con mucho menor riesgo de sufrir heridas o fracturas durante la inmovilización de sus víctimas.
Salesa, junto con un equipo de paleontólogos del Museo, han realizado el primer estudio en todo el mundo sobre la anatomía funcional (es decir, para qué servían algunas partes de su cuerpo) de los macairodontinos, que vivieron en el Mioceno superior y que se extinguieron hace 10.000 años. Una especie extinta, los tigres con dientes de sable no son antepasados de los tigres ni de ningún otro felino, sino que se trata de un grupo aparte y no se sabía demasiado de ellos porque apenas habías restos.
El yacimiento madrileño podría revelar también nuevas claves sobre los orígenes de otros grandes depredadores, porque el lugar parece una "trampa natural" donde también han encontrado antepasados de las hienas y las mofetas y del Simocyon batalleri, una especie de panda rojo. El sur de Madrid ha aportado, según el estudio, "un filón de pistas" sobre el tigre con dientes de sable, ya que se han encontrado en el yacimiento de Batallones-1 restos de al menos 24 ejemplares de Paramachairodus ogygia, uno de los macairodontinos más primitivos.
Mataban a sus presas en el acto, los Paramachairodus ogygia, del tamaño de un puma, podían matar a sus presas de forma muy rápida mediante una fuerte flexión de la cabeza y clavándoles los caninos en la garganta, lo que interrumpía el riego sanguíneo al cerebro.
Así evitaban que su presa les pateara los caninos, que a pesar de su mortífera capacidad eran relativamente frágiles debido a su forma aplanada.
De esta manera se convirtieron en los cazadores dominantes y siguieron especializándose hasta poder con presas grandes del tamaño de las actuales jirafas o cebras.
Sin embargo, su especialización podría haber sido también la causa de su extinción, ya que posiblemente, y debido a un cambio en las faunas de herbívoros, las grandes presas migraran y los macairodontinos no fueran capaces de alimentarse de animales más pequeños.
Los últimos tigres con dientes de sable fueron los del género Smilodon, que vivieron en América hasta hace 10.000 años y fueron mayores que cualquier felino actual, con caninos de hasta 18 centímetros de largo, de los que sí se conservan numerosos restos.
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